De la mano de David, me llega la obra de Charlie White. White nos muestra una serie de imagenes que pueden igualmente relacionarse con una mezcla entre lo siniestro, lo familiar y definido en español a veces como lo inquietante.
Un manejo técnico sorprendente puede sugerir en el espectador al mismo tiempo frente a las imágenes un deseo de fuga. Atrayente y repelente, el artista no cae en el escándalo o en la ilegalidad, sino más bien en una estética personal con la que, a partir de una construcción visual coherente, canaliza fuerzas inconscientes a veces mórbidas y demoniacas.
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