El verano pasado, Sacha Goldberger decidió que realizaría un proyecto muy interesante. Hizo sprintar a corredores y les realizó un retrato. Una semana después, con la misma luz y en su estudio, volvió a realizarles el mismo retrato.  «Quería mostrar la diferencia entre nuestro lado natural y nuestro lado brutal, en comparación con cómo nos representamos ante la sociedad»

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